Cuál es el tratamiento para una planta ahogada
Todos
debemos recordar que las plantas también son seres vivos y necesitan de un
cuidado muy particular para que continúen en un buen estado. Si no se les
brinda una buena atención, estas pueden morir por diversos motivos y entre
ellos destaca la abundancia o exceso de agua.
Cuando
realizamos el riego de una forma incorrecta, la planta no puede intercambiar
gases de forma adecuada ni absorber los nutrientes que necesita, por lo que le
sucede una asfixia radicular.
¿Cómo notarlo?
Si
has regado demasiado una planta y esta no lo soporta ya sea porque existen
algunas especies que no toleran riegos abundantes y en otros casos la maceta no
tiene los drenajes adecuados, puedes notar que está ahogada por las siguientes
razones:
-
Tendrá la punta de sus hojas secas y amarillentas.
- Habrá ausencia de brotes nuevos.
- La base del tallo se volverá más estrecha.
- Sus hojas y flores empezarán a caer.
- El sustrato puede adquirir un tono verdoso.
- Presencia de algunas hojas con tonos marrones.
Pero
no te preocupes, aquí te enseñaremos a cómo recuperar una planta que, en su
momento, lucía preciosa.
Consejos:
- RETIRAR EL CEPELLÓN: Se debe retirar el cepellón de la planta con suma delicadeza, pues una planta ahogada se puede romper con mayor facilidad. Tienes que ser cuidadoso con los tallos y, en especial, con las raíces. Se recomienda golpear los bordes de la maceta para que las raíces se puedan soltar de los lados y la extracción sea más sencilla.
- LIMPIAR EL CEPELLÓN: Una vez hayas retirado el cepellón, tienes que limpiarlo muy bien de la tierra. Es importante hacerlo cuidadosamente y sin mojarlo, para poder retirar las raíces de la tierra humedecida.
- REPOSO: Una vez tengas la planta limpia, envuélvela en papel absorbente y déjala reposar durante 24 horas. Si ves que el papel se empapa demasiado, debes ir renovándolo las veces que sean necesarias.
- REVISAR EL ESTADO DE LAS RAÍCES: Antes de continuar con nuestra tarea, tenemos que evaluar en qué punto se encuentran las raíces. Si éstas son de color blanco, podemos deducir que se encuentran sanas, pero si las vemos con un tono oscuro o negro, significa que han comenzado a podrirse, por lo que se recomienda podarla para que esto no siga afectando a la planta.
- APLICAR UN FUNGICIDA: A pesar que observemos las raíces con buen color, no significa que no exista la presencia de algún hongo o bacteria. Por eso se considera ideal aplicar una dosis generosa de fungicida, de este modo las raíces van a estar mejor preparadas para combatir a los enemigos que se aprovechan de los excesos de agua y que no son visibles ante nuestros ojos.
- SEMBRAR: Finalmente tienes que volver a sembrar la planta en un terreno nuevo y no deberás regarla hasta después de un par de días.
Para que puedas evitar este tipo de problemas en tus plantas, es recomendable que hagas una pequeña investigación sobre la cantidad de agua que necesita cada planta y cada cuánto tiempo se puede realizar el regado.
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